.CONSEJO NACIONAL DE EDUCACION
CONTRATO DE MAESTRAS, AÑO 1923.
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La señorita acuerda:
1º - No casarse. Este contrato quedará automáticamente anulado y sin efecto si la maestra se casa.
2º - No andar en compañía de hombres.
3º - Estar en su casa entre las ocho de la tarde y las seis de la mañana, a menos que sea para atender una función escolar.
4º - No pasearse por las heladerías del centro de la ciudad.
5º - No abandonar la ciudad bajo ningún concepto sin el permiso del presidente del Consejo de Delegados..
6º - No fumar cigarrillos. Este contrato quedará automáticamente anulado y sin efecto si se encontrara a la maestra fumando.
7º - No beber cerveza, vino, ni whisky. Este contrato quedará automáticamente anulado y sin efecto si se encontrara a la maestra bebiendo.
8º - No viajar en ningún coche o automóvil con ningún hombre excepto su hermano o su padre.
9º - No vestir ropas de colores brillantes.
10º - No teñirse el pelo.
11º - Usar al menos dos enaguas.
12º - No usar vestidos que queden a más de cinco centímetros por encima de los tobillos.
13º - Mantener limpia el aula: a) Barrer el suelo del aula al menos una vez al dia. b) Fregar el suelo del aula al menos una vez por semana con agua caliente y jabón. c) Encender el fuego a las siete, de modo que la habitación esté caliente a las ocho cuando lleguen los niños. d) Limpiar la pizarra una vez al día.
14º - No usar polvos faciales, no maquillarse ni pintarse los labios..
Fuente: 'La Revista del Consejo Nacional de la Mujer'
-------------Año 4, Nro. 12. marzo 1999. Buenos Aires.
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NOTA DEL EDITOR:
Y funcionó. Nuestros abuelos, para su época, tuvieron mejor formación escolar que la que reciben hoy nuestros nietos ¿O no?
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En cuanto a la Educación no existían quejas, la daban quienes la debían dar, los padres, con el ejemplo, con la palabra, y hasta con un buen y oportuno sopapo cuando era necesario, y cada quien sin ninguna queja se hacía cargo de lo suyo.
No había madres locas, que como hoy fuesen a pegar a la maestra de sus hijos.
No había niñas que, porque la compañerita fuese mas linda, le fuesen a cortar la cara con un cúter.
No había ministros que dijesen a sus maestros, “los alumnos deben aprobar el año, sepan o no sepan”.
En tanto, la ineptitud de muchos funcionarios del presente ya comienza a verse como resultado de aquellos alumnos pioneros, a quienes se les permitió pasar de grado cuando ellos aun tenían la suficiente honestidad para saber que, solo sabían, que no sabían.
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En cuanto a la dureza de los términos del contrato, convengamos en que no eran aquellas épocas precisamente sencillas y que, una mujer enseñando podría hallarse en dificultades con algún alumno. Esto avanzó considerablemente; Hoy la dificultad la tiene con las locas de las madres y los energúmenos de los padres. Otro ejemplo es que ya no necesitan vestidos a 5 cm. por sobre los tobillos, ya que los jeans son mucho más prácticos. Aunque aún creo que algunas maestras deberían continuar con el uso de las dos enaguas, digo, dentro de las comprimidas y explicitas calzas con las que les veo llegar hasta alguna escuela que se cruza en mi camino (imagino que si hasta allí llegan así, será porque adentro… enseñan).
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Una última reflexión: Nuestra Argentina sería mucho más rica si tuviésemos muchas menos entidades bancarias y muchísimas más escuelas. Ya que en la educación y la formación del humano está la riqueza y el futuro. Mientras que, en el mundo del manejo de muchísimos dineros, es donde mejor se disimulan las grandes miserias humanas.
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Luego de la pavorosa destrucción que sufrió Japón al recibir la bomba atómica norteamericana, la nación nipona se abocó a dos prioridades, poblar el país de escuelas y a cruzarlo de ferrocarriles y carreteras, las demás tareas se produjeron solas. Veinte años más tarde Japón igualaba y superaba a EE.UU. en potencia.
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Nosotros no somos menos capaces. Aquí solo hacen falta escuelas, muchas, pero muchísimas buenas escuelas.