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jueves, 29 de abril de 2010

Para mejor lectura haciendo Click sobre la imagen
puede aumentar el tamaño de la misma. .
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domingo, 25 de abril de 2010

Al pintor miradorense René Esquivel

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Anhelo de vecindad para un reconocimiento.
Nos ha llegado la inquietud de la señora Olga Castillo, de Lomas del Mirador proponiendo que el Honorable Concejo Deliberante y el Sr. Intendente Municipal de La Matanza, consideren que el señor René Esquivel tenga el debido reconocimiento distinguiéndoselo como “El pintor de Lomas del Mirador”, en mérito a su trayectoria y obras pictóricas realizadas, en especial a su cuadro EL MIRADOR, concebido para el momento en que el pasado 4 de abril de 2009 se cumplió en Centenario de Lomas del Mirador.
Todo aquel que desee apoyar la idea de la señora Olga Castillo puede contactarse con ella al correo electrónico olgacastillo43@hotmail.com
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viernes, 23 de abril de 2010

4ta. Feria y Exposición del Libro de Buenos Aires

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Del 17 al 29 de Mayo, en horario de 10 a 18 hs. tendrá lugar la
"4ta. Feria y Exposición del Libro de Buenos Aires"
en el Bicentenario de la Revolución de Mayo,
la que se realizará en esta oportunidad
en la galería de planta baja del Diario del Viajero,
sito en Av. de Mayo 666.
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jueves, 22 de abril de 2010

Muestra fotográfica sobre Músicos y Orquestas Populares de La Plata, entre 1930 y 1990.


Fecha confirmada mis amigos, el 31 de mayo de 2010, se presenta la "Muestra Fotográfica sobre Músicos y Orquestas Populares de La Plata" entre los años 1930 a 1990, con la colección privada de quien escribe, Willy Dante y la inestimable colaboración de Roberto Abrodos y Ana Maria Gualtieri y su equipo.
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El lugar será en AMEMOP Av. 53 entre 10 y 11, horario aún a confirmar. Habrá música, entrega de diplomas y souvenirs, un agape y recuerdos, muchos recuerdos.
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La muestra forma parte del 75º Aniversario de esa Mutual y estará abierta a todo público durante el mes de junio, con entrada libre y gratuita.
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En esta foto estamos, de izquierda a derecha: Willy Dante (perdón que esté adelante, je, je), Fernando Bozzarelli (Presidente de Amemop) y el periodista y gran amigo Roberto Abrodos, reunidos ultimando detalles para el evento.
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Le iremos informando y esperamos contar con vuestra grata presencia (¡No se la pierdan...!!!)
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Jazz, Clásicos y más, por la Sinfónica de Morón.

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VIERNES 30 DE MAYO, 20,30 hs. en Av. Rivadavia 16.236 HAEDO
Auditorio del Banco Credicoop
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VOLVER ARRIBA
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miércoles, 21 de abril de 2010

Un pícaro regalo

Cuento breve

Después de muchos años de matrimonio él pensaba que todo había cambiado demasiado y tenía una queja constante, porque decía que él no había cambiado tanto, pero que su esposa sí. Él tenía en su interior las mil primaveras que habían pasado desde su juventud y su esposa había albergado mil inviernos ¿donde habían quedado esos momentos amorosos que hacían que la sangre hirviera, que la pasión los desbordara, que el amor se demostrara segundo a segundo? No tenía respuesta, pero era algo que añoraba desesperadamente, su esposa no decía nada, las mujeres son más sufridas, pero seguramente sentía lo mismo.
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Un día su celular avisaba que tenía un mensaje, cuando lo abrió, todo su ser cambió, el mensaje decía: “Cuando hoy te vi, quedé impactada”. Pero en verdad el que quedó impactado fue él, no podía creer que alguien lo haya mirado a esta altura de su vida, el mensaje le alborotó las mil primaveras que tenía en su interior, se sintió joven de nuevo. El número del mensaje no le era conocido ¿quién sería? Enseguida contestó “¿nos conocemos?”. “Por supuesto” afirmó ella, y eso lo mató ¿cómo puedo ser tan ciego? Se preguntaba. Está cerca de mí, me está mirando y no me doy cuenta, soy un tarado.
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Los días pasaron y los mensajes iban y venían, cosa que pudo disimular bastante bien, pero lo que no pudo disimular fue su alegría, la euforia le brotaba por los poros, era pura adrenalina y su esposa lo notó. ¿Qué te pasa que hace unos días que andás muy contento?
Nada –contestó él, haciéndose el desentendido- sabés que siempre he tenido un carácter alegre, no sé por qué habría de cambiarlo.
Me parece que vos andás en algo raro –replicó ella-. Y quedó todo ahí.
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Los mensajes seguían yendo y viniendo, pero el último lo desequilibró: “¿Nos encontramos en una confitería?”. ¿Y ahora qué hago? -se preguntaba - Esto está tomando un tono que no sé cómo lo voy a manejar. Cortaré con los mensajes, pero ella me conoce y va a pensar que soy un cobarde, por otro lado todo esto me ha hecho sentir muy bien, debería ir para agradecerle lo bien que me he sentido por sus elogios pero que solo amo a mi esposa y ese amor no se puede compartir, sí, eso es lo que haré, así que le contestaré “dónde y cuándo”. Inmediatamente vino la respuesta “mañana a las 17hs. en Edelweiss”.
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Ese día fue largo, muy largo y de puros nervios, era una gran prueba para él, debía enfrentar una situación como la que hacía muchos años no enfrentaba, rechazar a una mujer y la pregunta era ¿lo podría hacer?.
Como a las cuatro las cosas se vieron favorecidas, su esposa dijo que tenía una reunión con unas amigas y se fue, ya no tendría que poner ninguna excusa por su salida, se cambió y salió para la cita.
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Cuando llegó a la confitería, no hizo más que poner un pie en el umbral y sin ya poder echarse atrás, vio a su esposa sentada en una de las mesas, su mente flasheó, se fue casi cincuenta años atrás y vio a su novia, una veinteañera, sentada saludándolo a él con el movimiento de una mano, era preciosa, pero rápidamente volvió, mientras caminaba hacia la mesa pensaba, ¿Qué voy a hacer cuando aparezca la otra? ¿Qué voy a decir? Pero siguió adelante como para ponerle el pecho a las balas, al llegar al lado de ella la besó y ese beso fue como el de la primera vez, pero en cuanto se separaron ella preguntó ¿qué hacés por acá? Mintiendo descaradamente y mirando para todos lados le contestó que nada, solo dando una vuelta. Se sentó, le tomó las manos, se miraron a los ojos y no necesitaron decirse nada, de pronto los celulares con su anuncio de mensajes rompieron el encanto de ese momento, era uno para cada uno, los dos automáticamente se pusieron a leerlos, el de él decía “los vi tan felices que no era lógico que me metiera entre ustedes” y el de ella decía “los vi tan felices que no era lógico que me metiera entre ustedes”. Dejaron sus teléfonos, se tomaron de las manos fuertemente y lloraron de felicidad y de alegría.
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Afuera, del otro lado del vidrio de la puerta de entrada sus hijos los miraban y reían de alegría por el pícaro regalo que les habían hecho a sus padres.
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Gotonez - 10/06/2009
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lunes, 12 de abril de 2010

Libros en CD, para ciegos.

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CICALE - Biblioteca Especial de Libros Parlantes en Audio Digital
Echeverria 298 - (1603) Villa Martelli - Ptdo. de Vicente López
4760-1201 - de 10 a 17 hs.
E.Mail: cicale@ciudad.com.ar

Sitio Web: http://www.cicale.org.ar/

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Se trata de una ONG, donde tienen -grabados en CDs- cerca de 900 libros de textos, novelas, cuentos, obras de teatro, programas radiales etc., y en varios idiomas, todas ellas leídas por narradores profesionales, cuando no por sus propios autores, tal es el caso de Borges, Neruda, Benedetti, entre otros.
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Los mismos no se venden, ni se alquilan, =se prestan= Para acceder a ello, deben asociarse mediante el pago de $30 mensuales.
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Los libros que elijen se los envían por correo y también se devuelven del mismo modo.
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La ONG está dirigida a personas con alguna discapacidad visual, motriz o neurológica, como así también para personas de la tercera edad. Muchos pueden tener cerca a alguien que ya no puede leer, y esta posibilidad les abre un panorama maravilloso.
Ingrese a su sitio web y vea de que se trata: www.cicale.org.ar
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El coleccionista

Cuentro breve.
Egardo José Rocca
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Descendió del tranvía 84 antes que tomara la curva de la calle Helguera con destino a la estación Villa del Parque donde tenía la parada frente al puente que cruzaba las vías y los grandes montículos de los depósitos del Ferrocarril Buenos Aires al Pacífico.
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Siguiendo por Nogoyá hasta Cuenca, la calle más comercial del barrio, cruzó el empedrado desde la tintorería Nagato hasta la panadería que abarcaba toda la esquina que compartía con el diariero. Continuando por esa vereda deteniéndose brevemente frente al Café y Bar Bijou, un establecimiento que no se permitía la chabacanería, observando, como al pasar, que en la mesa de la vidriera se encontraba tomando el té con su madre, una delgada niña rubia con trenzas rematadas por una blanca cinta y ojos color miel, seguramente como preludio de una ida al cine y teatro Gran Gijou, donde se exhibía la película musical Los Paraguas de Cherburgo y variedades con el noticiero Sucesos Argentinos de la semana.
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Llegando a la esquina de Baigorria, contempla la plaza que en esos meses se encontraba en todo su verdor, con sus árboles pletóricos de verdes hojas, sobretodo el viejo nogal de ese ángulo que de pequeño a escondidas del manco guardián que no permitía pisar el césped, recogía las bellotas para jugar con sus amigos o hacer diminutas pipas.
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Todos esos recuerdos pasaron por su mente mientras caminaba hasta la Sociedad de Fomento del barrio, sede de la Peña Filatélica de Villa del Parque cruzando la calle Campana, mientras los rayos del sol de esa tarde de sábado acariciaban sus espaldas a intervalos producidos por la altura de las casas.
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Entrando al amplio salón donde se reunían los coleccionistas de sellos postales de la Peña, preguntó por el señor Alberto con el cual como intermediario, había concretado la cita telefónicamente para la adquisición de algunas series de valor.
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Alberto, un señor de mediana edad que usaba lentes, trabajaba en el Banco de la Provincia de la calle Cuenca, lo guió hasta una sobria casa de la calle Lavallol cuya puerta de la fachada principal se encontraba abierta en toda su amplitud. Su dintel encajaba perfectamente con el estilo de la casa, construida con esmero, en piedra labrada de Mar del Plata.
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Los visitantes entraron en forma resuelta en el hall, siendo recibidos por una mujer de unos treinta años largos, de agradable apariencia, con el pelo peinado tan tirante que producía el efecto de que llevara puesto un gorrito de satén negro, quien los guió subiendo una espléndida escalera de madera oscura, con baranda tallada, que bordeaba las paredes, a una sala en la plata superior.
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Al ingresar, una alfombra se hundió bajos sus pies, dejando ver dibujos árabes sobre un fondo rojo apagado. La sala tenía ventanales que daban en dos direcciones, a un verde jardín donde se destacaban rosales que orgullosamente mostraban sus flores y pimpollos y la de la derecha, una pradera de cuidado césped con dos blancos bancos de mármol debajo de una glorieta sostenida por columnas del mismo material.
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Mientras observaban por una de ellas, ingresó en la habitación un hombre joven, de cabellos rojos y con pecas en su rostro, el cual saludó afectuosamente a Alberto, el cual presentó al interesado, luego de lo cual fueron invitados a tomar asiento en los confortables sillones que completaban el amoblamiento del recinto.
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Luego de comentar la pelea que Oscar Natalio Bonavena había protagonizado el día anterior con famoso campeón Cassus Clay en el Madison Square Garden, en la cual Ringo se consagró por su garra y fuerte derecha, estando muy cerca de ganar el encuentro, acompañados por varios cafés servidos por la persona que los recibió, la conversación se encausó hacia el motivo de la visita sabatina.
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El dueño de casa resumió que su anciano padre de origen europeo, fallecido tiempo atrás, sin ser filatelista, era una persona que había pensado, de acuerdo a lo que había leído, que la compra de sellos postales era una muy buena inversión, en especial las variedades de colores
y que él personalmente los había adquiridos durante los numerosos viajes que había realizado durante varios años a distintas partes de Europa y los Estados Unidos, conjunto de valores postales que nadie había visto hasta el presente.
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Teniendo en cuenta que él tampoco tenía conocimientos sobre este tipo de coleccionismo, lo llamó a Alberto, antiguo amigo que concurría periódicamente a la Peña Filatélica de Villa del Parque, para que lo asesorara en la búsqueda de una persona que quisiera adquirir este tipo de material de correos ya que personalmente no estaba de acuerdo con la idea de su padre al respecto de estas inversiones.
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Regresó a la habitación trayendo entre sus manos un costoso clasificador con tapas de cuero color azul con iniciales en dorado, mientras se lo alcanzaba a los visitantes, encendió un cigarrillo y al hacerlo brilló un grueso anillo de esponsales en su anular.
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Despaciosamente, con unción, los visitantes abrieron el clasificador, tomando tiempo entre hoja y hoja, observando respetuosamente su contenido, deteniéndose sólo en algunos sellos postales para apreciarlos más detenidamente y conversando en voz baja al respecto.
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En la última página levantaron su cara y fijando su mirada en el joven con una expresión, más bien con un gesto de interrogación, diciendo lentamente entre ambos, que algunos sellos eran de valor, pero otros no condecían con el hecho positivo para realizar una inversión de envergadura, siendo lo que más llamaba su atención eran los que se encontraban clasificados como una variedad de color.
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Como un resorte se levantó el dueño de casa del mullido sillón forrado en pana color arena, al tiempo que se golpeaba la frente con su mano derecha exclamado como despertando de súbdito – ¡Claro, si mi padre confundía los colores, padecía de daltonismo!
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lunes, 5 de abril de 2010

Hilando fino


Dedicado a mi pequeña Fernanda

Lo miré y descubrí la burla,
En un enlace casi incomprensible
Entre el mirar y la comisura de su boca.

Decir lo que juzgaba no hacía falta…
Sobraban las palabras.

Seguí observando y vi la mueca de asco
Fusionarse apretada,
Entre el parpadeo de sus ojos
Y la infame sonrisa de sus labios.

Insustancial sería el hablar…
Lo hacía su mirada.

Destiné mí vista hacia la suya,
Donde el desprecio por la niña,
Insolente regía entre su áspero entrecejo
Y la horrorosa risa de su cara.

Trivial sería el rumor,
Inútil la palabra.

Entonces me alejé sutil y lentamente,
Mostrándole la espalda
Y con la frente en alto.
Rogando que el desprecio que asestó a la muchacha,
Fuera echado en el fuego o reducido a nada,
Para que el Juez Supremo
Que mora en las alturas,
Templara su clemencia y no blandiera su espada.

Beatriz Donato
gonzalez.donato@hotmail.com


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